Los vertebrados forestales amenazados prefieren los árboles viejos

Un estudio de la Universidad de Salamanca revela que los árboles más antiguos son buenos indicadores de biodiversidad de especies en peligro de extinción y vulnerables.

Investigadores de la Universidad de Salamanca han comparado la distribución de árboles viejos de la provincia de Salamanca con los datos de presencia de animales vertebrados amenazados que viven en hábitats forestales y han comprobado que existe una correlación significativa entre ambos parámetros. El estudio indica que es más probable encontrar especies como el águila imperial (Aquila adalberti), el buitre negro (Aegypus monachus), lince ibérico (Lynx pardinus), el milano real (Milvus milvus) y varias especies de murciélagos en lugares con una mayor densidad de árboles viejos.

“La presencia de árboles viejos es un índice de la calidad del hábitat”, explica Marina Núñez, investigadora del Departamento de Biología Animal y Ecología de la Universidad de Salamanca y autora del artículo que aparece en la revista científica Pirineos. “Un bosque maduro muestra que ha habido poca actividad humana y, por lo tanto, ha sido un lugar adecuado para la reproducción de especies que en otros ambientes tienen más problemas”, señala. Por eso, estudios como éste pueden ser muy útiles a la hora de tomar decisiones de gestión medioambiental, como la reintroducción de especies.

La investigación incluye todas las especies de vertebrados amenazados presentes en la provincia de Salamanca que estuvieran ligadas al hábitat forestal, a excepción del desmán ibérico, por no disponer de datos suficientes. En total son 17 y tres de ellas están catalogadas en peligro de extinción: águila real, milano real y lince ibérico. El resto entran en la categoría de vulnerables, incluyendo el buitre negro, el águila-azor perdicera (Hieraaetus fasciatus), la cigüeña negra (Ciconia nigra) y el alimoche común (Neophron percnopterus) y 10 especies de murciélagos.

La provincia salmantina es especialmente rica en árboles antiguos, sobre todo en los municipios del oeste y del sur, y la labor de catalogación que realizan los agentes forestales ha hecho posible un estudio que en otros lugares del país sería más difícil. Sin embargo, en Salamanca está disponible una rica base de datos, tanto faunística como forestal, a cargo de Teresa Tarazona, del Servicio Territorial de Medio Ambiente. En total se han analizado casi 1.500 árboles de 35 especies. Como no siempre se conoce la edad concreta de los árboles, el criterio utilizado para incluirlos en la investigación ha sido el tamaño, pero los científicos están seguros de que en todos los casos se trata de ejemplares centenarios.

Los investigadores han elaborado un modelo que indica la probabilidad de encontrar una determinada especie de vertebrado forestal y que se relaciona claramente con la densidad de árboles viejos. Las únicas especies que no siguen claramente este patrón son las que no requieren un hábitat forestal para su reproducción, el águila perdicera y el alimoche.

“Las estadísticas son muy contundentes y nos permiten ligar los árboles viejos a la biodiversidad”, comenta Marina Núñez, que firma el artículo junto a Teresa Tarazona y los profesores de la Universidad de Salamanca Fernando Silla y Luis Delgado.

 

 

Referencia bibliográfica

  1. Núñez, T. Tarazona, F. Silla y L. Delgado (2016). Árboles viejos como indicadores de biodiversidad de vertebrados forestales amenazados de la provincia de Salamanca (España). Pirineos, 171, e020. doi: http://dx.doi.org/10.3989/Pirineos.2016.171004